En la melodía expectante de la hora nona
Se vislumbra la angustia de un momento que no llega
Y la calma, apenas truncada por el paso de un pájaro,
Se agiganta ante la despedida de un cuerpo ausente.
Estiro la mano, buscando la suya en medio de la nada
Levanto mis ojos, invocando esos que señorean en su rostro
Abro mis labios para decirle adiós a un recuerdo que no cesa
Y, la realidad me regresa una soledad que es tan dura como espesa.
Y cantan grillos en medio de estrellas descarriadas
Vuelan mariposas en medio de las charcas y los pozos de la calle
Corren veloces miles de sapos y ranas a esconderse entre las nubes
Y la vida es torbellino de esperanzas y caminos inconclusos
Sigo así, perdida en la distancia de mil caminos sin mis huellas
Procurando transitar la espesura de un alma errante y esquiva
Llena de canciones, trapos, madera, calor, poemas y lentejuelas,
Olorosa a trajín de todos los días, plena de historias y poesías.
Vuelvo al punto de partida, arrastrada por la nada y por el todo,
Enredada entre dos manos insolentes que abrazan mis ganas y mi cuerpo
Navegando entre el azul intenso de un cielo que es mar y es mirada
Saboreando entre la brisa las mieles de un beso volado que provoca…
Ninfa Monasterios Guevara, 17-11-10
