Oigo el grito de tus ojos tristes,
el reclamo de tu mirada fija,
perdida...
Siento el roce de tu amargura
y la fuerza de tu necesidad de siglos.
Resumes en tu rostro de caminante,
toda la carga de una injusticia perenne,
todo el deseo de un mejor destino
y toda la impotencia de una vida vacía
Tus labios, se sellan en un rotundo silencio,
para que hablen tus ojos
y tu aliento
Y tus cabellos,
alborotados y dispersos
tratan de ocultar la contundente verdad de tu mirada.
Pero, no temes, ni siquiera sientes
porque la vida te ha impedido saborearla,
porque no conoces otro modo que el abandono.
Por eso, eres fuerte y resistes...siempre...
Ninfa Monasterios Guevara
jueves 26 de agosto de 2010
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